El testaferro u “hombre de paja” del presunto cerebro de la estafa de jamones de la que fueron víctimas hace una década una empresa de Leganés, entre otras, ha acusado a este último, el empresario murciano José A.N, de utilizar a toxicómanos, entre ellos el propio declarante, para que figuraran como administradores de sus empresas a fin de no figurar en los papeles ni firmar nada, y así salir indemne de cualquier delito.
A lo largo de 2011, los delincuentes hicieron numerosos pedidos de mercancía, jamones en su mayoría, a empresas en distintos puntos de España: una en Leganés, Valladolid, Lugo o Guijuelo (Salamanca), de las que obtuvieron género por un importe total de cerca de 450.000 euros, que después nunca pagaron.
Así lo ha mantenido este lunes Diego L.G que, según ha confesado en el juicio iniciado en la Audiencia de Valladolid, no se pensó ni un segundo el ofrecimiento que José A.N. le hizo en su día para que desde el 19 de diciembre de 2011 figurara como administrador de Dismarianga SLU, con sede en la capital, debido a su grave adicción a la cocaína, la misma que le ha llevado a cumplir importantes condenas por tráfico de drogas en varios países de Sudamérica.
Precisamente, llegado preso desde Argentina gracias al proceso de extradición concedido, Diego L.G. ha pactado una sustancial rebaja en su condena, de cinco años y medio a tan solo un año y cinco meses por delito continuado de estafa, con las atenuantes de arrepentimiento, confesión y dilaciones indebidas, a cambio de declarar contra su exjefe, José A.N, a quien ha atribuido la confección de la trama con la que logró estafar casi medio millón de euros a distintos proveedores de mercancía, la mayoría de productos cárnicos, como la radicada en Leganés.
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