La corta pero tumultuosa carrera de Yolanda Díaz al frente de Sumar llega a un abrupto final después de apenas cuatro meses desde su formal constitución como partido. Tras los decepcionantes resultados en las elecciones europeas, donde obtuvo solo 811,545 votos (4.65%) y tres escaños, la Coordinadora General de la formación presentó su renuncia a todos los cargos internos.

La salida de Díaz marca un punto de inflexión en el panorama político español, dejando interrogantes sobre el futuro de Sumar y sus implicaciones para la coalición gubernamental

Aunque conserva su puesto como vicepresidenta segunda del Gobierno de coalición, Díaz anunció su decisión en una intervención difundida por el canal oficial de Sumar, sin permitir preguntas. La reducción de votos desde el 12.3% en las elecciones generales hasta el 4.6% en las recientes elecciones fue un golpe crítico para Díaz, quien asumió la responsabilidad personalmente, comprometiéndose a seguir trabajando desde el Gobierno progresista para transformar la ola reaccionaria en una de derechos y esperanza.

“Es necesario que haya un debate, y con esta decisión, abro un camino que debe ser colectivo”, explicó Díaz, destacando la importancia de centrarse en resolver los problemas de la gente más que en los de los partidos políticos.

La salida de Díaz ha dejado a Sumar con un peso significativamente reducido en la coalición gubernamental, y su continuidad como socio de la coalición se encuentra ahora bajo escrutinio. La decisión de quién tomará el relevo de Díaz está en debate, con figuras como Ernest Urtasun, actual portavoz y ministro de Cultura, e Íñigo Errejón, líder de Más País, entre los posibles candidatos.

El paso atrás de Díaz también plantea preguntas sobre el liderazgo en Podemos, que ha experimentado una disminución en su representación electoral. Las críticas internas dentro de Sumar se han intensificado, con varios partidos aliados expresando su preocupación por los errores de Díaz en la distribución del poder orgánico y los malos resultados electorales.

La dimisión de Díaz ha generado reacciones mixtas entre las diferentes formaciones políticas. Mientras algunos expresan agradecimiento y apoyo, otros han aprovechado para criticar su gestión y los resultados electorales. La salida de Díaz marca un punto de inflexión en el panorama político español, dejando interrogantes sobre el futuro de Sumar y sus implicaciones para la coalición gubernamental.