El presidente asegura que las discrepancias internas son normales y reafirma la estabilidad del Ejecutivo de coalición
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha confirmado que mantuvo una reunión con la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, en la que se abordó la petición de una posible remodelación del Ejecutivo. Según explicó Sánchez, no considera que dicha solicitud suponga una deslealtad, pese a haberla rechazado. La información fue facilitada durante una rueda de prensa en Bruselas, celebrada de madrugada tras la última reunión del año del Consejo Europeo. Fuentes del Ejecutivo precisaron que el encuentro entre ambos dirigentes tuvo lugar a principios de esta semana, aunque no detallaron si fue antes o después del último Consejo de Ministros.
El contexto de esta petición se sitúa en medio de los casos de acoso sexual y corrupción que han afectado al PSOE, y que han generado debate político y mediático. Yolanda Díaz, líder de Sumar, trasladó públicamente la necesidad de introducir cambios en el Gobierno como respuesta a esta situación. Sánchez, sin embargo, defendió que las discrepancias entre las fuerzas que integran la coalición son lógicas y propias de un Ejecutivo conformado por partidos distintos, subrayando que existen muchos más puntos de unión que de conflicto.
En sus declaraciones, el jefe del Ejecutivo insistió en que la estabilidad del Gobierno no está en riesgo y que el diálogo entre los socios se mantiene abierto. Al ser preguntado directamente sobre si interpretaba la petición de Díaz como un gesto de deslealtad, respondió de forma tajante que no lo ve de esa manera, destacando la normalidad institucional de mantener reuniones privadas para intercambiar opiniones y posiciones políticas.
Por otro lado, Sánchez rechazó la interpretación de Sumar que vincula la falta de actuación del Gobierno con el crecimiento de Vox. En su opinión, el auge de la ultraderecha se debe principalmente al “blanqueamiento” que, según afirmó, realizan el PP y la derecha mediática. Con estas declaraciones, el presidente buscó cerrar filas en defensa de la acción del Ejecutivo y marcar distancia frente a las críticasloverstica ideológicas dentro y fuera del Gobierno, dejando claro que las diferencias internas no implican una ruptura ni una crisis de coalición.






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