Decenas de miles de personas asistieron al memorial, marcado por la mezcla de religión, política y discursos en clave MAGA

Decenas de miles de personas se congregaron este domingo en el State Farm Stadium de Glendale (Arizona) para rendir homenaje a Charlie Kirk, líder juvenil del movimiento MAGA y aliado cercano de Donald Trump, asesinado el pasado 10 de septiembre. El evento, que llenó el estadio de los Arizona Cardinals y otro recinto alternativo, fue definido por muchos como un acto sin precedentes en la política y la sociedad estadounidense.

El memorial, organizado por Turning Point USA, la organización fundada por Kirk, reunió a gran parte del Gobierno de Estados Unidos, incluidos el secretario de Estado Marco Rubio, el vicepresidente J.D. Vance y el presidente Donald Trump. Durante las intervenciones, las referencias religiosas fueron constantes: Rubio comparó a Kirk con Jesús, el secretario de Defensa Pete Hegseth proclamó que “solo Cristo es rey” y Vance lo calificó como “portador de la verdad del Rey de Reyes”.

Trump cerró el acto con un discurso que combinó recuerdos sobre Kirk con mensajes políticos. El mandatario aprovechó para criticar a la “izquierda radical”, defender sus políticas comerciales y anunciar planes sobre seguridad y salud. Además, señaló a sus adversarios como responsables indirectos del asesinato y prometió “devolver la religión a Estados Unidos”. La intervención de la viuda, Erika Kirk, aportó un tono conciliador al recordar que su esposo habría respondido “con amor y no con odio”, incluso hacia su agresor.

El homenaje, acompañado de música cristiana y fuertes medidas de seguridad, evidenció tanto la conmoción nacional por el asesinato como la fusión entre religión y política dentro del movimiento MAGA. Para los asistentes, muchos llegados desde distintos puntos del país e incluso del extranjero, la muerte de Kirk representa un punto de inflexión. “Lo hicisteis inmortal”, proclamó uno de los oradores, resumiendo el sentir de un acto que convirtió la despedida en una muestra de fuerza política y espiritual.