Los habitantes de Getafe Norte han expresado su enfado tras el anuncio de que los organizadores del Mad Cool Festival tienen la intención de celebrar el evento nuevamente en 2024, en el mismo recinto de Iberdrola Music, en la colonia Marconi de Villaverde, a escasos 100 metros de zonas residenciales. Esta noticia ha revivido los recuerdos de los problemas que el festival generó el año anterior, incluyendo atascos, ruidos molestos y situaciones de riesgo.
El Mad Cool Festival, uno de los eventos más destacados del verano en la capital, está programado para los días 10, 11, 12 y 13 de julio de 2024 en el mismo lugar que causó complicaciones de movilidad, retrasos en conciertos y disturbios el verano anterior.
Desde una asociación local han cuestionado la decisión de repetir el mismo escenario, lamentando que los promotores hayan incumplido reglas y recibido sanciones en el pasado. Además, han expresado su frustración con el hecho de que se les haya multado con 22,000 euros mientras recibieron una ayuda de 1.4 millones de euros.
El colectivo no comprende por qué se suspendieron varios festivales previstos en julio, como el Coca Cola Musis Experience o el festival de Raeggeton Beach, debido a problemas de seguridad en el recinto, y ahora se anuncia la repetición del Macrofestival sin la autorización del Ayuntamiento de Madrid. Esto ha llevado a la pregunta de quién tiene el control en la situación, si es Almeida o Iberdrola Music. Los residentes de Getafe Norte temen que se repitan las mismas molestias y consideran que la decisión refleja una ciudad donde impera la ley de la selva y el negocio por encima de las reglas.
Esta situación podría acelerar los planes del Ayuntamiento de Getafe, que está explorando vías legales para imponer sanciones a los responsables de los conciertos en el recinto Iberdrola Music, no solo por el festival Mad Cool, sino también por otros eventos, incluyendo el de Harry Styles.
Fuentes municipales han recordado que los resultados de las mediciones de ruido que superaron los límites se comunicaron al Ayuntamiento de Madrid, que finalmente otorgó la licencia al recinto.
Esta controversia continúa, y los vecinos siguen preocupados por el impacto del festival en su calidad de vida, habiendo protagonizado protestas el año pasado, como una marcha a pie hasta la entrada del recinto, la recogida de firmas y la colocación de pancartas de protesta en las ventanas.
0 comentarios