La situación en el aeropuerto de Barajas se torna cada vez más crítica, con más de 400 migrantes solicitantes de asilo hacinados en las salas y zonas comunes. El caos ha llevado a un despliegue de la Unidad de Intervención Rápida (UIP), conocidos como antidisturbios, ante el descontrol y las peleas entre diferentes grupos.
En la T4 satélite, la zona de tránsito del aeropuerto, más de 100 personas ocupan el espacio público, obligando a la Policía a restringir el acceso al resto de los viajeros. La llegada de 200 migrantes en cuatro vuelos procedentes de Casablanca ha agravado aún más la situación, sumándose a los más de 400 ya presentes desde hace dos semanas.
Las tensiones entre grupos de senegaleses y marroquíes han generado enfrentamientos, desafiando a la Policía que ha tenido que intervenir en disputas, principalmente por el control del territorio. Las salas destinadas a los peticionarios de protección internacional están totalmente colapsadas, y la convivencia se ve afectada por problemas de limpieza.
La falta de espacio en las zonas comunes ha intensificado las “tiranteces y disputas” entre los migrantes. La imposibilidad de identificar a quienes malviven en las salas ha llevado a la Policía a sacarlos al exterior, asignándoles carteles con nombres para gestionar los trámites necesarios.
Ante el colapso, se han otorgado aprobaciones automáticas de trámites de asilo, denunciando el sindicato Jupol la falta de filtros habituales. El colectivo exige medidas y directrices claras y solicita que la Jefatura Superior de Madrid convoque a los representantes sindicales para abordar la crítica situación laboral de los agentes, muchos de los cuales están en prácticas. La situación, según fuentes policiales, está completamente desbordada.
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