Un operativo especial permitió extraer el cetáceo sin vida para garantizar la seguridad marítima y portuaria

Una ballena de 21 metros de longitud ha sido retirada del puerto de La Coruña después de permanecer durante varios días a la deriva en aguas próximas a la costa. Según las primeras informaciones facilitadas por las autoridades, el cetáceo llevaba al menos tres días flotando sin vida, lo que generó preocupación entre los responsables portuarios ante los posibles riesgos para la navegación y la operatividad del recinto marítimo. La detección del animal activó de inmediato los protocolos de seguridad establecidos para este tipo de situaciones excepcionales.

El operativo fue coordinado por las autoridades portuarias, que organizaron un dispositivo técnico de gran envergadura debido a las dimensiones y al peso del animal. La maniobra incluyó el remolque controlado del cuerpo hasta el muelle, evitando interferencias con el tráfico marítimo y minimizando cualquier impacto en las instalaciones portuarias. Una vez en el punto designado, se procedió al izado mediante una grúa de gran tonelaje, una operación que requirió precisión y coordinación entre los distintos equipos especializados.

El cuerpo de la ballena, que superaba las 30 toneladas de peso, fue trasladado a tierra firme para continuar con los trabajos en condiciones de mayor seguridad. En el muelle, los técnicos llevaron a cabo el despiece del cetáceo, un proceso necesario tanto para facilitar su retirada definitiva como para permitir el análisis científico del animal. Durante estas labores, se tomaron muestras biológicas que serán estudiadas por especialistas con el fin de determinar las causas de la muerte y obtener datos relevantes sobre el estado de salud de este tipo de especies marinas.

Este tipo de intervenciones son poco frecuentes debido a la complejidad técnica y logística que implican, pero resultan fundamentales para preservar la seguridad marítima, la salud pública y el correcto funcionamiento de las infraestructuras portuarias. Además, la información científica recabada permitirá ampliar el conocimiento sobre las ballenas rorcuales, uno de los animales más grandes del planeta, y contribuir a futuros protocolos de actuación ante la aparición de grandes cetáceos sin vida en zonas costeras o portuarias.