El presidente intensifica su retórica al desplegar tropas en Los Ángeles, pese a oposición estatal

El presidente Donald Trump ha intensificado su retórica en torno a las recientes protestas en Los Ángeles, calificándolas de “invasión” y utilizando esta narrativa para justificar el despliegue de tropas federales en territorio estadounidense. En declaraciones desde el Despacho Oval y durante un discurso en Fort Bragg, Carolina del Norte, el mandatario afirmó —sin pruebas— que la ciudad habría sido destruida sin la intervención militar.

El gobernador de California, Gavin Newsom, denunció que este movimiento representa un momento crítico para la democracia estadounidense, acusando al presidente de usar tácticas autoritarias. “La democracia está bajo ataque ante nuestros ojos”, declaró Newsom en un mensaje televisado, advirtiendo que Trump está eliminando los contrapesos constitucionales y utilizando a las fuerzas armadas con fines políticos.

En paralelo, medios como el San Francisco Chronicle informaron que la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, solicitó por escrito al Pentágono que los militares en Los Ángeles realizaran arrestos a manifestantes, una acción que podría violar la ley federal. Aunque el Departamento de Defensa aclaró que los militares están asignados a proteger instalaciones federales, los demócratas consideran el despliegue desproporcionado y peligroso.

El despliegue también ha sido criticado por senadores y líderes locales, como la alcaldesa de Los Ángeles, Karen Bass, quien señaló que la ciudad está siendo usada como “un experimento”. La preocupación crece ante la posibilidad de que Trump recurra a la Ley de Insurrección para extender el uso de tropas en otras ciudades. Esta estrategia recuerda a narrativas pasadas del presidente, como la infundada denuncia de fraude electoral en 2020, lo que lleva a analistas a advertir sobre el riesgo de una nueva erosión institucional en el país.