La no invitación del rey de España al acto del 1 de octubre es el último episodio en el deterioro de las relaciones bilaterales, iniciado con la demanda de López Obrador de disculpas por la conquista.

El conflicto diplomático entre España y México ha alcanzado un nuevo pico con la exclusión de Felipe VI de la ceremonia de toma de posesión de Claudia Sheinbaum, que asumirá la presidencia de México el 1 de octubre. Esta decisión es vista como un reflejo del malestar que persiste desde que, en 2019, el actual presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, solicitara a España una disculpa formal por los agravios cometidos durante la conquista.

Fuentes del Gobierno español calificaron como “inaceptable” la postura del Ejecutivo mexicano y, en respuesta, España ha optado por no enviar ningún representante oficial a la ceremonia, lo que representa un gesto inédito en la diplomacia entre ambos países. Felipe VI había asistido a anteriores tomas de posesión de mandatarios mexicanos, incluidas las de Enrique Peña Nieto (2012) y del propio López Obrador (2018), lo que subraya el carácter inusual de la exclusión actual.

El origen del conflicto data de marzo de 2019, cuando López Obrador envió una carta a Felipe VI solicitando que España reconociera los errores de la conquista y pidiera disculpas. Aunque la solicitud fue rechazada por el gobierno de Pedro Sánchez, la tensión ha ido escalando. López Obrador reiteró sus críticas en varias ocasiones, destacando en 2022 la necesidad de “pausar” las relaciones con España debido, en parte, a lo que consideraba excesos por parte de empresas españolas como Repsol.

Claudia Sheinbaum, quien es la heredera política de López Obrador, justificó esta semana la exclusión del monarca español explicando que Felipe VI nunca respondió a la carta enviada en 2019. En un comunicado, señaló que “dicha misiva no mereció respuesta alguna de forma directa, como hubiera correspondido a la mejor práctica diplomática”.

Este desencuentro rompe con décadas de relaciones diplomáticas cordiales entre España y México, marcadas por la cooperación y el respeto mutuo. Las relaciones comerciales entre ambos países también son significativas, lo que añade un matiz complejo a esta crisis. Sin embargo, la política de López Obrador ha cambiado ese equilibrio, y Sheinbaum parece dispuesta a continuar con esa línea de confrontación.