El actor, director y fundador del Festival de Sundance deja un legado imborrable en Hollywood y en el cine independiente
Este martes falleció a los 89 años Robert Redford, uno de los actores y directores más influyentes de la historia del cine estadounidense. Con una trayectoria que abarcó más de 50 películas, Redford se consolidó como un icono de Hollywood gracias a su talento, carisma y capacidad para elegir proyectos que trascendieron en la cultura popular. Su fallecimiento marca el fin de una era en la que combinó éxito comercial, compromiso social y pasión por el arte cinematográfico.
Redford obtuvo un Premio Óscar como director por la película Ordinary People (Gente corriente, 1980) y posteriormente fundó el Festival de Cine de Sundance, considerado hoy en día la cuna del cine independiente en Estados Unidos. A lo largo de su carrera, buscó abrir espacio a nuevas voces en la industria, apoyando a jóvenes cineastas que más tarde se convertirían en referentes del séptimo arte.
Además de su carrera en la gran pantalla, Redford fue reconocido por su firme compromiso con causas sociales y políticas. Defendió activamente la protección del medio ambiente, así como los derechos de los pueblos nativos americanos, convirtiéndose en una figura pública con fuerte conciencia política. Su postura liberal y su activismo marcaron un perfil singular dentro de la industria cinematográfica, acostumbrada a mantener cierta neutralidad en temas sociales.
El impacto de Redford en el cine y la cultura popular fue inmediato tras conocerse su muerte. Actores y compañeros de profesión, como Jane Fonda y Meryl Streep, expresaron su pesar, destacando tanto su talento artístico como su integridad personal. Su legado permanece vivo en sus interpretaciones, en sus aportes como director y en el impulso que dio al cine independiente. Con su partida, Hollywood despide a uno de sus últimos grandes íconos.






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