La etóloga británica falleció a los 91 años, dejando un legado histórico en la ciencia y la conservación ambiental

La etóloga y primatóloga Jane Goodall ha fallecido a los 91 años por causas naturales, según confirmó el Instituto Jane Goodall, organización que fundó en 1977 y que hoy continúa con su labor de investigación y protección de la vida silvestre. La noticia ha conmovido a la comunidad científica y ambientalista, que reconoce en Goodall a una figura clave en la transformación del conocimiento sobre los primates.

Goodall nació en Londres en 1934 y, con tan solo 26 años, se instaló en la reserva de Gombe (Tanzania) para observar chimpancés en su hábitat natural. Su método de trabajo, basado en la observación cercana y respetuosa, revolucionó la primatología y le permitió descubrir comportamientos inéditos en estos animales. Fue la primera en documentar que los chimpancés utilizan herramientas, una habilidad que hasta entonces se consideraba exclusiva del ser humano.

Además de sus hallazgos científicos, Jane Goodall fue reconocida por su compromiso ambiental. En 2003 fue nombrada Mensajera de la Paz de Naciones Unidas, y durante las últimas décadas se dedicó a promover proyectos de conservación, educación ambiental y defensa de los derechos de los animales. Su mensaje siempre estuvo marcado por la esperanza y la necesidad de actuar colectivamente para proteger el planeta.

En el momento de su fallecimiento, Goodall se encontraba en California, como parte de una gira de conferencias en Estados Unidos. Su muerte marca el final de una era en la investigación sobre primates, pero también deja un legado imborrable que inspira a nuevas generaciones de científicos, activistas y ciudadanos comprometidos con la naturaleza. La comunidad internacional la despide como una de las figuras más influyentes del siglo XX y XXI en materia de ciencia y medio ambiente.