El descenso térmico y las lluvias previstas favorecen el control de 18 grandes fuegos activos en Castilla y León, Galicia, Extremadura y Asturias
La bajada de las temperaturas y el aumento de la humedad en el noroeste peninsular han aportado un respiro este jueves a los equipos de extinción, que continúan trabajando contra los 18 incendios forestales graves aún activos en España. La situación mejora especialmente en Castilla y León, Galicia y Extremadura, comunidades que en las últimas dos semanas han soportado la mayor virulencia de las llamas.
Según los datos del Sistema Europeo de Información sobre Incendios Forestales, el fuego ha arrasado 403.171 hectáreas en lo que va de ola, de las cuales más de 82.000 se concentran en Galicia. En esta comunidad, la Aemet ha pronosticado lluvias débiles en el norte, lo que refuerza las expectativas de control. Entretanto, en Extremadura, los operativos confían en consolidar el perímetro del incendio de Jarilla (Cáceres) tras diez días de lucha, mientras que en la provincia de León (Castilla y León) la evolución de varios focos ha sido favorable, pese a que un nuevo incendio en Igüeña obligó a evacuar a un centenar de vecinos.
El balance de afectados sigue siendo grave. Desde el 12 de agosto, más de 33.000 personas han sido desalojadas y, desde junio, 40 individuos han sido detenidos como presuntos responsables de provocar incendios, con otras 119 personas bajo investigación, según el Ministerio del Interior. La Fiscalía de Medio Ambiente indaga además la posible relación de esta crisis con la ausencia o aplicación deficiente de planes de prevención por parte de algunas administraciones.
En paralelo, los equipos de extinción —UME, brigadas forestales, bomberos y medios aéreos— se concentran en los focos de mayor riesgo, aunque la mejora meteorológica ha permitido reducir la presencia militar a solo ocho frentes. En Galicia preocupa el incendio de Larouco-Quironga, que supera las 30.000 hectáreas, mientras en Asturias permanecen activos cuatro fuegos, entre ellos el de Degaña, vinculado al de León. Además de los daños ambientales, hay cuatro heridos muy graves, entre ellos un brigadista de 18 años ingresado en A Coruña.
Los expertos advierten de que el impacto de los humos tóxicos es un riesgo adicional para la salud, especialmente para personas con enfermedades respiratorias y cardiovasculares. La Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) recomienda a la población vulnerable evitar la exposición y mantenerse lo más lejos posible de las zonas afectadas.






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