Varios vecinos del barrio de El Carrascal en Leganés han alzado la voz para denunciar un problema que les quita el sueño, literalmente. Un molesto pitido, proveniente de la piscina municipal, ha perturbado sus noches desde finales de junio, impidiéndoles descansar adecuadamente. La situación ha sido descrita como una “tortura china” por uno de los vecinos afectados a través de redes sociales.
El vecino explicó que “los vecinos de Leganés, zona piscina de El Carrascal, estamos sufriendo una tortura china con los pitidos constantes cada pocos segundos que parecen provenir de la piscina, todas las noches a partir de las 21:30H, hasta las 6:00H”. Las quejas formales han ido en aumento, destacando que el problema persiste sin una solución clara por parte del Ayuntamiento.
La situación se complica con las altas temperaturas del verano. Los vecinos se enfrentan a la difícil elección de abrir las ventanas para refrescar sus hogares y soportar el constante pitido, o cerrarlas y sufrir el calor sofocante. “Seguimos con los pitidos diarios, noches tropicales y o abres la ventana para que entre fresco y no duermes por los pitidos o la cierras y te asas de calor. Somos muchos vecinos afectados por los pitidos de la piscina y el Ayuntamiento no hace nada”, denunció el vecino el 4 de julio, evidenciando la frustración y desesperación que sienten muchos residentes.
Ante la presión de los vecinos, este medio se ha puesto en contacto con el Ayuntamiento de Leganés para esclarecer la situación. Desde el consistorio argumentan que han estado investigando el origen del ruido y han llegado a la conclusión de que se trata de un autillo en celo, una especie de lechuza, que emite estos pitidos durante la noche. “No es ningún aparato o alarma”, aseguran.
La Concejalía de Medio Ambiente está al tanto del problema y está buscando soluciones para mitigar el ruido que afecta a los vecinos. Aunque no se ha especificado qué medidas se tomarán, el Ayuntamiento se compromete a trabajar en una solución para devolver la tranquilidad nocturna a los residentes de El Carrascal.
Mientras tanto, los vecinos siguen soportando noches de insomnio, esperando una pronta resolución a este problema inusual. La situación ha evidenciado la necesidad de un protocolo más ágil y efectivo para atender este tipo de incidencias, que afectan de manera significativa la calidad de vida de la comunidad.
La comunidad de El Carrascal, cansada y desesperada, aguarda que las gestiones del Ayuntamiento y la Concejalía de Medio Ambiente puedan devolverles la paz nocturna que tanto necesitan.
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