El corte de electricidad provocó una avalancha de compras de linternas, radios y pilas en ferreterías y bazares de la capital
El apagón eléctrico masivo que afectó este lunes a la Península Ibérica dejó a millones de ciudadanos sin suministro durante horas, y en Madrid se tradujo en una auténtica carrera por improvisar kits de supervivencia. Desde primeras horas de la tarde, ferreterías y pequeños comercios vieron cómo sus existencias de pilas, linternas, velas, radios portátiles y cargadores se agotaban en cuestión de minutos. La reacción ciudadana, más propia de un escenario de emergencia nacional, reflejó la preocupación y la falta de preparación ante este tipo de crisis.
En un recorrido por varias ferreterías del centro de Madrid, empleados relataron una jornada “caótica”, en palabras de una dependienta de uno de estos establecimientos. “No paraba de entrar gente buscando pilas, lamparitas y radios. Fue como si todos tuvieran la misma idea al mismo tiempo”, comenta. Los productos más demandados fueron, sin duda, radios a pilas, ante la imposibilidad de acceder a internet o televisión, y linternas de bajo consumo, muchas de ellas recargables.
Incluso un día después, el martes, algunos comercios continuaban registrando un volumen de ventas inusual. “Hay gente que todavía viene a comprar por si acaso vuelve a pasar”, añade otro comerciante. Esta situación ha reabierto el debate sobre la previsión ciudadana en contextos de emergencia, algo que hace no mucho fue mencionado por autoridades europeas en relación a conflictos bélicos o fenómenos extremos, y que ahora toma forma en el día a día de ciudades como Madrid.
El apagón ha servido como recordatorio de que la infraestructura moderna es vulnerable y que contar con un mínimo de herramientas básicas puede marcar la diferencia. En este escenario, ferreterías y bazares han desempeñado un papel clave como proveedores improvisados de seguridad básica en una jornada que muchos ciudadanos no olvidarán.
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