De seis casos en 2023 a 197 en 2024. La tos ferina, una infección bacteriana aguda causada por el bacilo Bordetella Pertussis, ha experimentado un preocupante aumento en su incidencia. Hasta la introducción de los programas de vacunación en 1965, esta enfermedad era una de las más comunes en la infancia y una causa significativa de mortalidad infantil.

En España, se registran algo más de 3.000 casos al año, siendo los menores de un año los más afectados. La transmisión de la infección ocurre por contacto directo con las secreciones de las vías respiratorias de personas infectadas o por diseminación de gotas a través del aire, con un periodo de incubación típico de 9 a 10 días. Los síntomas característicos incluyen una tos irritante que aumenta progresivamente durante una o dos semanas y puede persistir durante uno o dos meses.

En el caso de la región, hasta el pasado día 18, se observó que la edad media de los casos detectados era de 11,9 años. La mayoría de ellos, equivalente al 64,4%, se ubicaron dentro del grupo de edad de 5 a 14 años, mientras que los menores de un año representaron el 10,1% de los casos.

Al analizar los grupos de edad, se encontró que el 96,4% de los casos en el rango de 5 a 9 años y el 97,2% en el rango de 10 a 14 años estaban correctamente vacunados. En cuanto a los menores de un año (a partir de los dos meses, cuando se administra la primera dosis de la vacuna contra la tosferina), el 94,4% habían recibido la vacuna adecuadamente.

La consejera de Sanidad de la Comunidad de Madrid, Fátima Matute, ha instado a la calma y ha anunciado la distribución de “test rápidos” en los centros de salud y urgencias para facilitar la detección y el control de la enfermedad. Ante esta situación, es crucial una vigilancia activa y una rápida respuesta por parte de las autoridades sanitarias para contener la propagación de la tos ferina y proteger la salud pública.