La Comisión Europea liderada por Ursula von der Leyen ha sido aprobada por un margen ajustado: 370 votos a favor, 282 en contra y 36 abstenciones. Este resultado, pese a ser suficiente, evidencia tensiones internas en los principales grupos parlamentarios, que enfrentaron deserciones. Von der Leyen ha perdido 30 votos respecto a su reelección en julio, en un reflejo de la creciente complejidad política del bloque.
La aprobación marca un giro hacia la derecha en la política comunitaria. El Partido Popular Europeo (PPE) alcanzó acuerdos con socialistas y liberales que incluyeron la asignación de una vicepresidencia a la extrema derecha, liderada por Giorgia Meloni. A cambio, los socialistas aseguraron un papel clave para Teresa Ribera, quien será vicepresidenta de Competencia y Transición Justa y Limpia, representando la mayor cuota de poder de España en la UE.
El papel de Teresa Ribera será central en las nuevas prioridades de la Comisión. Ursula von der Leyen destacó que Ribera liderará el diseño de un “Acuerdo Industrial Limpio”, parte de la estrategia para cerrar la brecha de competitividad con EE.UU. y China y avanzar en la descarbonización. Estas tareas están alineadas con la “Brújula de Competitividad”, que buscará inversiones de 800.000 millones de euros anuales.
La controversia sobre la inclusión de la extrema derecha sigue latente. Grupos como Los Verdes y La Izquierda se han opuesto rotundamente a la nueva Comisión, criticando la normalización de partidos ultraconservadores. Mientras, líderes del PPE justifican sus decisiones como necesarias para la estabilidad del bloque. Las tensiones subrayan un desafío para el futuro político y la gobernabilidad de la Unión.
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