El alza de la electricidad, los carburantes y los productos frescos eleva la presión sobre los hogares
La inflación en España alcanzó en julio un 2,7% interanual, según los últimos datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE). La cifra supone un incremento de cuatro décimas respecto a junio y refleja el encarecimiento sostenido de bienes esenciales para las familias. Entre los factores que explican esta evolución destacan la subida de la electricidad, los carburantes y, de manera especial, los alimentos de consumo diario.
Dentro de la cesta de la compra, los productos frescos han registrado aumentos notables. Los huevos, la carne de vacuno, las legumbres, las hortalizas y las frutas muestran incrementos que presionan directamente al presupuesto de los hogares. Asimismo, productos habituales como el café y el chocolate han alcanzado alzas cercanas al 20%, lo que agrava la percepción de un encarecimiento generalizado en artículos de primera necesidad.
En el contexto europeo, España ocupa ya la quinta posición en la Unión Europea en cuanto al aumento de precios de los alimentos frescos en el último año, superando a países como Bélgica, Luxemburgo, Chequia, Malta, Países Bajos o Portugal. Este dato evidencia que la tendencia no es aislada, aunque el ritmo de crecimiento de los precios sitúa al país en una situación menos favorable que la de algunos de sus socios comunitarios.
El Banco de España ha advertido que esta evolución no debe interpretarse como un repunte pasajero. Según la institución, los incrementos responden a factores estructurales vinculados a la energía y a las cadenas de suministro internacionales, lo que plantea un escenario de presión prolongada sobre el poder adquisitivo de los consumidores. Ante esta coyuntura, asociaciones de consumidores reclaman medidas adicionales para proteger a las familias más vulnerables y evitar que la inflación erosione la recuperación económica.
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