En plena tensión regional, la operación israelí ha dejado graves daños en instalaciones nucleares iraníes y asesinado a altos mandos de la Guardia Revolucionaria
En medio de las negociaciones nucleares con la Administración Trump, Israel ha ejecutado una operación militar sin precedentes sobre Irán, eliminando a los principales líderes militares y científicos del país. El ataque, llevado a cabo con 200 aviones de combate y drones, causó daños significativos en instalaciones militares y nucleares como Natanz, uno de los principales centros de desarrollo atómico iraní. La ofensiva marca una de las acciones más contundentes de Israel contra la República Islámica en los últimos años.
Durante la jornada del viernes, las Fuerzas de Defensa de Israel confirmaron la muerte del comandante en jefe de la Guardia Revolucionaria Hossein Salami, del jefe del Estado Mayor Mohammad Bagheri, y de Gholam Ali Rashid, líder del comando Khatem al-Anbiya. Horas después, se anunció también la eliminación de Amir Alí Hayizadé, jefe de la Fuerza Aérea de la Guardia Revolucionaria, y de Esmail Ghaani, comandante de la Fuerza Qods y sucesor de Qasem Soleimani.
La reacción iraní ha sido limitada hasta el momento, con el lanzamiento de decenas de drones, la mayoría interceptados, algunos de ellos incluso por Jordania. No obstante, el líder supremo iraní, el ayatolá Alí Jameneí, ha advertido en un discurso televisado que Israel “no saldrá ileso”. “No habrá tregua. Actuaremos con determinación”, afirmó, mientras el régimen evalúa su respuesta tras este golpe estratégico.
El ataque ocurre en un contexto de creciente inestabilidad en Oriente Medio y podría tener consecuencias geopolíticas globales. Con Estados Unidos como actor en segundo plano, pero involucrado diplomáticamente, el conflicto entre ambos países podría escalar más allá de las fronteras regionales, afectando los equilibrios internacionales y las conversaciones sobre el programa nuclear iraní.
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