De por sí, Lavapiés es noticia por la constante denuncia de inseguridad de sus vecinos. Ahora, estos se quejan de un incremento en la criminalidad, y los dueños de lo ajeno aprovechan la afluencia de turistas para hacer el agosto en uno de los barrios más concurridos de Madrid.
Las redadas son constantes, sobre todo en la Plaza de Tirso de Molina, uno de los puntos más conflictivos del barrio. “Está tomada por los yonquis, por los trapicheos, por los peristas que bajan desde Atocha con móviles robados y los cambian por sus dosis. Esto es tremendo”, comenta un residente preocupado. La situación ha llevado a un ambiente de inseguridad que afecta tanto a los vecinos como a los visitantes.
La violencia y los robos parecen ser evidentes en la zona. Patrulla Madrid ha denunciado la situación y ha alertado sobre la técnica de ‘Ronaldinho’. Esta consiste en que el delincuente introduce su pierna entre las piernas de la persona a la que pretende robar, acorralando a la víctima e impidiéndole avanzar. Es una táctica que añade una capa de violencia y miedo a los asaltos.
Hace apenas unos días, unas imágenes capturaron cómo un individuo esperaba a su víctima en un cajero automático. “Estábamos paseando y vimos cómo el hombre se acercaba a la chica y observaba lo que tecleaba en el cajero”, relata una testigo, quien alertó a la víctima de lo que estaba ocurriendo. Este tipo de incidentes no solo generan temor, sino que también afectan la imagen del barrio.
Un residente comenta: “Se ve una circulación de gente que busca presas fáciles”. Esta percepción se ve confirmada por las acciones de la Policía. Los agentes revelaron que incluso se pelean por las víctimas, lo que demuestra la competencia entre los delincuentes y el nivel de organización que hay detrás de estos robos.
La situación en Lavapiés es preocupante y las autoridades locales están bajo presión para mejorar la seguridad en el área. Los vecinos exigen más presencia policial y medidas efectivas para detener la creciente ola de criminalidad. Mientras tanto, los turistas, atraídos por la cultura vibrante y la diversidad del barrio, deben estar alerta y tomar precauciones para evitar convertirse en víctimas.
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