Cultura que se saborea. Así describe la Comunidad de Madrid al cocido madrileño, que acaba de iniciar su proceso para ser reconocido como Bien de Interés Cultural (BIC) Inmaterial. El Consejo Regional de Patrimonio Cultural ha aprobado la apertura del expediente. Según este órgano, el cocido representa una tradición viva en el día a día de los madrileños.
Los orígenes del cocido se remontan a la olla podrida, típica del Siglo de Oro. En el siglo XIX, el plato comenzó a llamarse “cocido madrileño”. Con el tiempo, adoptó la presentación que hoy conocemos: servido en tres vuelcos (sopa, legumbres y carnes). La receta ha evolucionado, pero conserva su esencia.
Durante siglos fue un plato modesto. Hoy es un emblema gastronómico presente tanto en casas humildes como en restaurantes de alta cocina. Cada uno de los 179 municipios madrileños tiene su propia versión. Todos comparten la base: garbanzos, verduras y carnes cocidos lentamente. El cocido refleja valores como la hospitalidad y la convivencia.
La declaración como BIC permitiría preservar la receta tradicional, proteger los modos de preparación y fomentar su difusión. También se destacaría el trabajo de restaurantes que mantienen viva esta tradición. Para el Gobierno regional, el cocido es cultura que se saborea, una parte esencial de la memoria madrileña.
Madrid sigue así el ejemplo de otras regiones. La paella valenciana y el salmorejo cordobés ya han sido reconocidos como bienes culturales. Si no hay alegaciones, el cocido madrileño podría obtener su declaración oficial antes de que termine el año. Con ello, se asegurará su transmisión de generación en generación.






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