Los habitantes de Coslada alzan la voz ante una preocupante ola de vandalismo que azota al municipio de manera semanal, dejando a su paso destrozos en vehículos, comercios y mobiliario urbano. Este lunes, la calle Méjico amaneció con la impactante imagen de doce coches vandalizados, un triste reflejo de una problemática recurrente que los vecinos atribuyen a los locales de ocio nocturno cercanos.
“No es algo que ocurra ocasionalmente, prácticamente todos los fines de semana sucede. A mí personalmente me han arrancado los espejos del coche tres veces a patadas, y parece ser algo normal. La fila de coches siempre muestra algún daño, desde espejos rotos hasta algo peor”, relata uno de los afectados.
La relación entre el incremento de actos vandálicos y los locales de ocio nocturno es evidente para los residentes, aunque prefieren responsabilizar a los individuos que los frecuentan. Consideran la calle Méjico como uno de los puntos más problemáticos de Coslada, incluso después del cierre de las discotecas.
“Una vez cierran los locales, la situación no mejora. Antes arrancaban antenas y pinchaban ruedas, y ahora continúan con otras barbaridades”, lamenta otro vecino, reflejando la frustración de una comunidad que se siente desprotegida.
El problema no se limita a los vehículos. Los comercios también han sido víctimas de esta ola de destrucción. La autoescuela local sufrió la rotura de su escaparate por segunda vez en dos semanas: “La semana pasada fue el lunes y hoy otra vez”, comenta preocupada una de las empleadas.
“La tendencia es romper, colocar contenedores en medio de la calle o tirar vallas si hay obras. Es un vandalismo que la Policía intenta controlar, pero es difícil estar en todos los puntos de la ciudad”, explica un residente desesperanzado.
La magnitud del problema ha dejado a los vecinos de Coslada en un estado de desesperación. Con múltiples afectados, algunos reportan haber llevado sus vehículos al taller por quinta vez debido a los desperfectos causados. “Antes la broma era poner clavos detrás de las ruedas, algo que personalmente me afectó dos veces”, cuenta una víctima más.
En resumen, la comunidad de Coslada enfrenta una crisis de vandalismo que exige soluciones urgentes. Con comercios y vehículos afectados de manera regular, los residentes claman por una mayor presencia policial y medidas que protejan su seguridad y patrimonio.
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